Se abre el telón de la vida para que una mueca de ironía te devore el alma.
Un pequeño juglar que vomita melodías sacadas de nuestras miserias.
Un payaso marioneta acostumbrado a no saltar la cuerda de lo ridículo.
Un hombresito introvertido que no le teme al poder de los serios.
¿Alguna vez se levantó de su silla y miro por el ojo de la censura para saberse libre?
¿Cuántas veces le pateó el trasero a la hipocresía que se disfrazaba de moral?
El hombresito se sabe un gigante que vomita idolatrías, se baña con aplausos, y se burla de si mismo.
La vida es tan pequeña para tornarla seria y aburrida: "Arriba la salud de la alegría...porque está viva...porque supo parir a ese hombresito que resiste y coloca una sonrisa a nuestras miserias...."
Le sobran minutos para que la risa sea una declaración de principios. Antonio Gasalla no sólo es el espectáculo de este verano en Mar del Plata: Es el rey alegre de nuestras miserias.
Por unos minutos será la empleada pública que nos desnuda nuestro estado en el Estado, y se burla de la burocracia como arrepentimiento de un niño.
Mamá Cora, o la abuela ácida, es la devolución de cariño e impotencia, que nos devuelve un actor grande en traje de humorista - o capo cómico- y recorre la más brutal de las contradicciones nacionales: no estaremos los gobiernos haciendo un genocidio impune con nuestros abuelos que son el termino de nuestras grandesas.
Es verdad que Luciana Salazar no desentona como todas "ellas" esperaban, y que no sólo es una cola y unas tetas, como todos "nosotros" esperábamos: baila y canta en un espectáculo que no te motiva más allá de ver a Gasalla en plenitud.
Artaza hace lo suyo: factura...factura..factura. Un espectáculo de verano para argentinos que queremos reírnos y no acordarnos de inflación, Chavez, Farc, y la mar en coche.
A pesar de esto el espectáculo se denomina: "Cristina en el país de las maravillas", una ironía radical de parte del productor del espectáculo que todavía no se dio cuenta que el dinero del corralito se convirtió en un cuento de verdad.
Saludamos poder haber visto a Gasalla con todo su potencial creativo, coherente, e irrespetuoso del mal humor.
Ese que nos descuida como ciudadanos a la hora de elegir gobernantes, y nos hace huérfanos durante cuatro años.
¡¡¡ Hay que ser pelotudos para reírse de nuestras miserias...!!! dirán los amargos del poder....
Lo lamentamos, pero el humor es el mejor antídoto para vuestros aciertos.
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