Si la política no, el arte quizá: tocó la guitarra eléctrica para Bono, pero el cantante desaconsejó su incorporación a la banda. Cantó para el todopoderoso magnate del rap y el hip-hop, Jay-Z, y también rebotó.
Mientras busca su destino, Gates entrena en un gimnasio con el actor y sex-symbol Matthew McConaughey, quien lo alienta a forjar músculos pero no deja de ser realista y le aconseja no quitarse por ahora la camiseta.
Todas las escenas relatadas en los párrafos anteriores fueron presentadas por el conductor de NBC Noticias, con audio y vídeo de sus protagonistas. Ellos son reales.
Pero las historias no. Son, en verdad, parte del show con el que Bill Gates animó su ultima incursión en La Asociación de Consumidores de Electrónica, para contar -ahora sí, en serio- su incertidumbre respecto de qué hará con su tiempo libre este año cuando deje de sujetar a las riendas cotidianas de Microsoft "en el (edificio) gigante de Raymond", según anunció formalmente en 2006.
Lo seguro es que será este año. Pero no se sabe aún qué día. Aunque se desprende del vídeo que Gates -y así lo dice expresamente- imagina esa jornada como "histórica". El nivel de convocatoria para una grabación que lo revela como una mezcla de showman y personaje de Woody Allen, es sólo la primera demostración, el principio del adiós del macho dominante del mercado informático, el hombre que envuelto en mil polémicas le marcó al mundo entero un lenguaje y un modo de trabajo: "control + c", "control + v", "doble clic", "mi pc", disco "C", "boton derecho", "control + alt + del".
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